La herencia de nuestros antepasados se hace una auténtica realidad en nuestros ojos, en la forma de nuestra cara,en nuestros labios, en esas costumbres que nadie nos enseñó pero que casualmente lo hacía un bisabuelo/a.
La figura, la forma y las costumbres son como una especie de legado que les ayudan a cobrar vida en la familia y en nuestro día a día, aún cuando ya no nos acompañan en el plano físico, y pasamos a ser una especie de "extensión" de esa persona, con la que sin querer aceptamos un contrato incondicional sin conocer la letra pequeña.
Los seres humanos somos quienes somos gracias a nuestros ancestros, hoy estamos aquí porque nos dieron la vida y acogemos a cambio una serie de condiciones que son exentas de nuestra esencia. Pues nuestro profundo amor por quien nos dio la vida, nos hace sentir que estamos en deuda, y a veces cargamos con secretos, enfermedades o traumas de manera inconsciente bajo la creencia errónea de que ayudamos a sobrellevar dicha situación, o bien porque así sentimos que el sistema (la familia) nos acogerá con más fuerza, y así nos aseguramos la pertenencia a "nuestro clan".
Antes de continuar querid@ lector/ra deseo dejar claro que lo que voy a reflejar en este post es fruto de una profunda reflexión sobre la necesidad de pertenencia al clan y la vez la decisión de salir de la zona de confort para encontrar y conectar con la propia esencia.
Actualmente estoy estudiando sobre la genealogía y la importancia del sistema en los traumas psíquicos y cómo trabajar a través del sistema para liberar el síntoma y resolver el trauma que hay detrás. Pero aún quedo lejos de dar una opinión como experta.
Si bien, deseo compartir contigo mi experiencia, pues hasta hace poco me he encontrado en la siguiente situación "voy avanzando en mi camino como ser, y siento que me distancio de mi origen, liberando síntomas, conociendo historia que me ayuda a crecer...llega un punto en el que comienzo a temer que mi clan me rechace por tomar caminos diferentes y somatizo con una enfermedad característica de mi familia, y así (creo erróneamente) me aseguro la pertenencia de mi clan".
No es una enfermedad que peligre mi vida, me está ayudando a comprender la parte femenina de mi sistema a comprender juicios y creencias que desde mi ego y orgullo no escuchaba, sólo me limitaba a decir que no eran ciertos desde la crítica sin amor ni respeto.
En el blog siempre refiero que desde la comprensión comienza todo, desde una decisión o una acción. En este caso, creo que es un camino de respeto y amor hacia mis raíces, y tomar conciencia de mi herencia, de lo bueno y lo malo, y diferenciar qué acojo por compromiso y qué acojo porque realmente es parte de mi.
Actualmente estoy creando mi propio árbol, y las nociones que voy aprendiendo me ayudan a comprender algunos hechos, y aunque al principio me enfade, al final aparecen el amor y aceptación incondicional a mi clan. Lo que ahora hace que me plantee lo siguiente:¿este fenómenos se dará a la inversa?. Es decir, aunque siga trabajando para liberarme de miedos o dudas que me han rodeado porque son parte de las enseñanzas o las creencias de la familia, ¿ellos me seguirán aceptando?.
La mayoría de nosotr@s hemos experimentado la reacción de nuestra familia cuando hemos querido "caminar por otro lado", nos hemos encontrado con enfado, rechazo, advertencias, amenazas, miedos, y a veces, sorprendentemente, aceptación. Al reflexionar esta cuestión me di cuenta de que al final se da la aceptación, como a mi me ocurre hacia mi clan, y como ocurre con los ciclos que las personas vivimos. La mayoría de nosotr@s viajamos por un mar emocional cuando algo importante quiebra o cambia en nuestra vida, desde la pérdida de un objeto material, un trabajo, la presencia de una enfermedad, la pérdida de una amor, de una persona querida, de un hábito,...enfurecemos, lloramos, hacemos pactos, negamos...y al final resolvemos aceptando el cambio.
Siempre he pensado que las grandes respuestas las encontramos en las pequeñas cosas.
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Nos vemos en la red.