martes, 25 de noviembre de 2014

Las emociones y el cáncer

Las emociones son una parte esencial en nuestras vidas, son el motor que nos impulsan y que nos movilizan para tomar decisiones o realizar diferentes acciones.


Por tanto al igual que los pensamiento, como ya hemos visto en la entrada anterior, repercuten en nuestra salud, las emociones no podían ser menos. 

Pero ¿Hay algún tipo de personalidad que nos propensa a desarrollar una determinada enfermedad?.
La respuesta, tras varios años de investigación, es afirmativa. 

Lo primero que deseo aclarar es que  en todo momento vamos a hablar de las rasgos de personalidad que hacen más vulnerable o que son un factor de riesgo para el desarrollo de una determinada enfermedad pero no es una causa directa. Por ejemplo, está demostrado que el tabaco genera cáncer de pulmón, pero no todas las persona que padecen dicho cáncer han fumado. Entonces ¿por qué se considera que el tabaco genera dicho cáncer?. La respuesta es muy sencilla, en todas las investigaciones se llegan a las conclusiones mediante las estadísticas, y se ha valorado que hay un mayor porcentaje de personas fumadoras que desarrollan cáncer de pulmón  y muchas menos No- fumadoras que lo desarrollan.  Una vez aclarada esta cuestión vamos al tema que nos incumbe: La relación de las emociones con la enfermedad.



Hay estudios que refieren la existencia de "un tipo de personalidad propensa al cáncer", personalidad tipo C .

Las caracterísitcas de dicha personalidad son las siguientes:

1) La persona tiene tendencia a la depresión. Hoy día no se puede decir que la depresión genere cáncer, pero sí que hay una relación significativa, pero si es un factor importante en el desarrollo porque la depresión se traduce en cambios químicos en nuestro organismo afectando a todas las células de nuestro cuerpo.

2) Estrategia represiva: Les cuesta expresar sus sentimientos negativos, tienden a ocultarnos y no expresarlos, fingiendo que no les pasa nada. No expresan la ira, y cuando la sienten la suprimen automáticamente.

3) Dependencia emocional: Son poco asertivos, tienden a someterse a la voluntad del otro, tienen en cuenta los deseos de los demas que las propias necesidades.
 
Las investigaciones realizadas por la Dra Carolines Bedell Thomas  detectaron una constelación especial de características de la juventud en los participantes del estudio que estaba relacionada con un aumento de las probabilidades de contraer, en algún momento de su vida, cáncer: infancia infeliz, fallecimiento de progenitores a edad temprana, mala relación con los padres... Las experiencias emocionales tempranas tienen un papel muy importante en el desarrollo posterior de nuestra salud.


El Dr. DAvid Kissen llegó a la misma conclusión en su estudio. Pero además detectó un tipo de comportamiento muy especial en las personas que habían desarrollado cáncer de pulmón, todos coincidían en que apenas expresaban sus sentimientos ante las situaciones negativas.


Otros estudios revelan cómo la buena gestión de las emociones una vez detectado el cáncer es un factor que potencia la recuperación, y la mejora de la calidad de vida de los pacientes, dentro de sus posibilidades.

 

Potenciar el optimismo y la esperanza nos garantiza una mejora en nuestra relación con uno mismo, mejora de la calidad de vida y de la propia salud. Apuesta por ti, entrena tu cerebro para que sea más resistente y encuentre opciones para canalizar las situaciones frustrantes o los retos cotidianos.

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