domingo, 8 de febrero de 2015

Rebota rebota que tu cara explota

Hola querid@ lector/a, intuyo que el título de la entrada ha llamado tu atención, seguramente te recuerda a ti mism@ diciéndolas o a alguien usándolas para devolver un insulto.

 
Hoy he estado reflexionando sobre la proyección que realizamos, inconscientemente, de nuestro mundo interior al exterior, es decir, como aquellas cosas que están ocultas en nosotros, ya sean defectos o dones, que aún empleándolo no somos conscientes y por tanto no lo reconocemos en nosotros, en cambio sí podemos reconocerlo en los demás.
 
Cada persona está compuesta por una zona de luz, que serían aquellas cualidades de las que somos conscientes, y que en la mayoría de las ocasiones nos gustan (bravo por aquellas personas que acogen su defectos con cariño y aceptación). Existe otro lado de nosotros, su complementario, la sombra, donde albergamos aquellos dones que incluso usándolos no tomamos consciencia de ellos. Pero por lo que se suele caracterizar esta parte de nosotros es porque ahí dejamos arrinconados nuestros defectos, esas habilidades extrañas o carencias que nos desagradan y decidimos dejarlas guardadas en una caja, en la sombra para que nadie lo vea (ni tampoco nosotros).
 
La mayoría de las personas tienen conflictos consigo mism@s por no acoger esa parte tan valiosa de sí mism@, pues aunque la ignores está contigo, te acompaña a todas partes e influye en tus decisiones y en tus reacciones más de lo que crees.
 
Vamos a ver el siguiente ejemplo, a todos nos han insultado, ¿cierto?, ¿por qué nos hace daño que nos llamen vagos, incultos, feos, gordos...?...porque en tu sombra hay una parte de ti que es o se siente fea, gorda, vaga o inculta...Cuando no reconoces un "miedo a ser feo", "me siento más tonto que el resto"  o una carencia "soy más bajito que el resto de mis amigos", te avergüenzas, te sientes triste o puede que te enfades y respondas desde la ira. De manera que nos exponemos sin querer,  a que nos hagan daños, con tan solo nombrar ese temor, defecto o sentimiento que no reconocemos en nosotros. 
 
Pero luego tenemos la otra parte de la proyección, cuando nosotros insultamos al otro, nombrando un defecto o carencia que vemos en él. Si la vemos es porque nosotros también la tenemos, recuérdalo.
 
Esta última frase es la que me llevó al título de la entrada, ¿Cuántos de nosotr@s hemos contestado "rebota, rebota que tu cara explota "?, me atrevería a decir que el 80% de las personas que estamos leyendo este post. Me llama mucho la atención cómo algo tan difícil de comprender, ya en la infancia lo usábamos dando respuesta a una parte inconsciente desde la palabra, a un fenómeno que luego olvidamos que existe y su implicación en nuestra vida.  Aún así, aunque de adulto no lo tengamos tan presente, si es cierto que esta frase "va pasando de generación en generación", ha quedado dentro de la sabiduría popular, dentro de nuestra cultura, disfrazada en esa frase. Realmente le estábamos diciendo a nuestro agresor "Todo lo que ves en mí rebota en ti". Puro reflejo del lenguaje inconsciente!
 
Ya desde pequeños habita un pequeño Freud en nosotros :)
 
Una manera de ayudar a su hijo con las críticas es ayudarle a aceptar sus sentimientos, y carencias, y si no es una carencia real ayudarle a conocerse mejor, también es muy bueno potenciar los dones con los que "viene de serie" para fomentar su autoestima y seguridad en sí mismo. Todo esto igualmente, se puede aplicar en adultos.
 
Muchas gracias por tu atención.
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